miércoles, 18 de mayo de 2011

Narcotráfico en El Salvador

¿Existe narcotráfico en El Salvador?

 Hoy en día no es nada nuevo hablar de estos temas, y nuestro país no se ve exento de ser vinculado con el narcotráfico. Pueba de ello es una noticia divulgada el dia de ayer en donde expone una gran red de drogas qeu circulan por nuestro país.

 

El Cártel de Texis

Tres informes de inteligencia del Estado y varios informantes de alto nivel consignan que un importante empresario hotelero aliado con diputados, policías, alcaldes y pandilleros de la zona noroccidental de El Salvador forman el Cártel de Texis. Una organización que ha sabido sobrevivir a más de una década de investigaciones de autoridades nacionales e internacionales. Una organización más grande que Los Perrones, dicen las voces que guiaron esta investigación de cuatro meses. Ellos son señalados como los narcotraficantes que operan en El Caminito, el atajo que El Salvador aporta al tráfico internacional de la cocaína suramericana que viaja rumbo a Los Estados Unidos. A su paso, la corrupción y la violencia abren ruta.


 Este es el punto ciego de San Fernando, Chalatenango, donde comienza la ruta de la cocaína conocida como El Caminito.


Los informes y los informantes

San Fernando es una puerta abierta de par en par, por donde igual que sale libremente gente y mercadería hacia Honduras, entra libremente gente y mercadería desde Honduras. En la frontera de San Fernando rara vez revisan si productos como los sacos de Maseca contienen en realidad lo que su etiqueta anuncia. Ahí circulan camiones cargados con mercadería, niños hondureños que llegan a San Fernando a estudiar, armas de fuego, sacos con harina y otros sacos que también contienen un polvo blanco, aunque se trata de una sustancia muy distinta: cocaína. San Fernando es el inicio de la ruta salvadoreña por la que transita parte de la cocaína proveniente de Suramérica en camino hacia Estados Unidos.
Es ahí donde, según tres distintos informes de inteligencia que sirvieron de base a esta investigación, empiezan los territorios de “Chepe Diablo”, el señor de la droga de occidente, jefe de uno de los cárteles más grandes del país y uno de los más acaudalados de los narcos en el norte del departamento de Santa Ana. “Chepe Diablo”, según la Inteligencia Policial y varios funcionarios del gabinete de seguridad, es uno de los tres fundadores del Cártel de Texis y se llama José Adán Salazar Umaña.
Salazar Umaña es un campechano salvadoreño de 62 años conocido en cuatro mundillos sociales: los empresarios del sector turismo lo conocen como hotelero; las personas del sector futbolístico lo conocen como el mecenas del equipo de fútbol de primera división Metapán y como presidente de la primera división del fútbol salvadoreño; en el sector ganadero se le conoce como un prominente ganadero, y en el sector de seguridad pública e informes secretos del Estado se le describe como “empresario, ganadero y narcotraficante”.
La Policía, el ejército y la Fiscalía saben de Chepe Diablo. Los informes de inteligencia obtenidos en esta investigación dicen con claridad que es uno de los jefes del cártel que controla esa ruta que inicia en San Fernando. El camino corre hacia el sur hasta Dulce Nombre de María, donde vira hacia el occidente, pasa por Nueva Concepción y llega al municipio de Metapán, en la esquina superior izquierda del mapa salvadoreño, y que es fronterizo con Guatemala. Este recorrido que hace la droga es un camino que en estos días está cerca de lograr un ascenso con la apertura de una autopista, la carretera Longitudinal del Norte. Los policías que investigan a Salazar y a su grupo llaman a la zona de operación del cártel La Ruta Norteña de la Cocaína o El Caminito.
El informe con el que inició la investigación tiene fecha del 22 de marzo de 2000, y El Faro lo obtuvo en diciembre del año pasado. Contiene datos obtenidos por investigadores policiales y está titulado “Caso Metapán”, número 003/00. En el transcurso del reporteo se sumaron otros documentos realizados entre 2008 y el presente año. Las pesquisas abarcan ya tres períodos presidenciales: las de Francisco Flores y Antonio Saca, de Arena, y la de Mauricio Funes, del FMLN. Las investigaciones policiales han sido realizadas bajo la dirección de cinco directores de la PNC: Mauricio Sandoval, Ricardo Menesses, Rodrigo Ávila, Francisco Rovira, José Luis Tobar Prieto y Carlos Ascencio.
La droga que pasa por San Fernando proviene en su mayoría de las costas del Atlántico hondureño y llega a Honduras por dos lugares principales. Por mar, las lanchas rápidas provenientes de Colombia atraviesan el abandonado Caribe nicaragüense haciendo breves escalas hasta trepar hacia el departamento hondureño y fronterizo de Gracias a Dios. Por aire, las avionetas descienden en el selvático departamento hondureño de Olancho o en la frontera entre ambos países marcada por el río Coco. La droga se abre rutas cortando la zona central hondureña hasta llegar al departamento de Ocotepeque, frontera con El Salvador, frontera con Chalatenango, frontera con San Fernando.
San Fernando es el punto de relevo donde los hondureños entregan la estafeta a los salvadoreños, en una carrera que dirigen los colombianos y mexicanos. Una autopista que mueve millones de dólares en ganancias para sus controladores disfrazados de empresarios, ganaderos, alcaldes, policías, pandilleros, coyotes y diputados. Cada uno juega un papel: los policías comprados por el narco custodian y transportan la droga, quitan retenes, avisan de operativos; los alcaldes dan permisos de construcción, formalizan los negocios, son informantes privilegiados y, en un caso, hasta líder del grupo; los pandilleros matan y trafican en mercados locales; los diputados dan acceso a las altas esferas del poder; y algunos jueces y fiscales se encargan de que cualquier intento de judicialización quede bloqueado por el peso de la burocracia más detallista.
¿Y cuánto dinero maneja Chepe Diablo? En los últimos cinco años ha declarado ingresos que suman más de 30 millones de dólares. Solo en el año insigne de la crisis financiera internacional, el 2008, José Adán Salazar Umaña reportó al fisco más de 9 millones de dólares en ingresos por actividades comerciales.
La Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito calcula que por Centroamérica cruzan anualmente entre 500 y 600 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, al menos desde 2006. La administración antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y la Policía Nacional Civil han asegurado en medios internacionales y directamente a este periódico que por El Caminito circula un gran porcentaje de la cocaína que pasa por El Salvador, que es la ruta de moda, la principal vía de abastecimiento para los cárteles de Guatemala.
Los narcos del Cártel de Texis trabajan como agentes libres en el mercado internacional de la cocaína: surten al Cártel del Golfo como pueden surtir al Cártel de Sinaloa o como pueden servir a Los Zetas... Quien paga obtiene sus servicios y tiene vía libre por El Caminito, que termina en la frontera salvadoreña de Santa Ana con el departamento guatemalteco de Jutiapa, conocido bastión de narcotraficantes de ese país.
Durante cuatro meses de investigación, El Faro recorrió El Caminito y habló con policías, militares, alcaldes, ministros, comisionados policiales, fuentes de inteligencia e investigadores que han trabajado para la DEA. Estos son los resultados y las pruebas. Estas son las voces que muchas veces pidieron anonimato y todas conocen del Cártel de Texis y saben de Chepe Diablo y sus socios.
Aunque la Policía, como institución, se rehusaba a colaborar con nuestra investigación, nuestros informantes decidieron dar luz verde a abrirse ante nuestras preguntas y solicitudes de información, pero pronto se hizo necesario encontrar otras fuentes. No podíamos correr el riesgo de que el Primer Informe fuera también policial y tuviéramos un caso basado solo en información de una fuente. Sin embargo, hablar era muy difícil para los funcionarios a los que nos dirigimos. El de José Adán Salazar Umaña es un nombre del que oíamos hablar a todas las fuentes, pero que sigue libre a pesar de años de investigación. Es un narco muy bien protegido, decían. ¿Qué gano yo con hablar?, parecían preguntarse, porque la actitud de muchos que callaron era la de alguien que tiene aquello en la punta de la lengua, pero cierra la boca y se guarda el verbo.
Un buen día, otra de nuestras fuentes claves, a quien llamaremos El Funcionario, decidió escucharnos y colaboró a lo largo de toda la investigación. Es uno de los altos mandos en cuestiones de seguridad en este gobierno, un hombre de confianza del presidente Mauricio Funes.

La Policía tiene detectives que poco pasan encerrados en oficinas. Es una red de más de 400 informantes repartidos en todo el país que mira, oye y sigue a personas fichadas por la PNC o por la DEA, pues a menudo ambas instituciones trabajan de la mano.
Así nacen los informes que llegaron a nuestras manos. El Primero y el Segundo Informe coincidieron en una cosa: en quiénes son los principales y más activos miembros del Cártel de Texis. Chepe Diablo, el Alcalde de Metapán y El Burro se repiten. Los informes tienen fotos de ellos juntos, en fiestas, en jaripeos… También revelan que mantienen una relación cercana, que se comunican y coordinan operaciones.
¿Qué tipo de operaciones coordinan los líderes del cártel? Los informes ejemplifican con hechos. La noche del sábado 8 de mayo de 2010, por ejemplo, José Adán Salazar Umaña mantuvo una reunión en uno de sus seis hoteles. La cita fue en el hotel Tolteka, ubicado en la entrada al departamento de Santa Ana. Llegó en un carro todoterreno. En la cita estuvieron Roberto Herrera, El Burro; un abogado al que la Policía y el cártel conocen como El Sapo, y otro miembro del cártel al que apodan El Men, quien había llegado en representación de un especialista en lavado de dinero y a quien vigilan y persiguen la Policía y la DEA.

Los señalados como cabecillas del cártel son empresarios metidos en el mercado de los granos, en la ganadería, dirigentes del fútbol, dueños de hoteles… Este último negocio, el de los hoteles, hizo brillar a Chepe Diablo. Fue por ese lado que un fiscal empezó a notar su bonanza financiera y a sospechar. Este ex fiscal de la Unidad de Delitos Financieros supo de José Adán Salazar desde 2003.